Cuando ya tenía mi meta
definida, decidí partir del puerto con
mi barco lleno de ilusiones y sueños,
lleno de alegría, entusiasmo, decidido a conquistar el mundo. De inmediato el barco empieza a fallar, se
detiene y no puede más navegar, se acerca la noche con una fría tempestad,
entonces mi alegría se convierte en tristeza, mi entusiasmo en reproches y mi actitud empieza a bajar.
Aquella noche parece eterna, las cataratas del cielo no se pueden cerrar. Mi barco a la deriva
perdido está, y comienzo a cuestionarme
el por qué emprendí ese viaje hacia el más allá, ya que ahora era un
fracaso del que no podía remediar. Pero en medio de la tempestad mire al cielo
como un instinto desde mi interior que
me podía salvar, al pensar y hablar con el creador, comprendí que podía
perderlo todo, menos mi “voluntad”, yo decido como sentirme bien o mal, no
importando las circunstancias en la
vida, pero en medio de la tempestad, decidí sentirme feliz, y a si poder ver
más allá y aunque todo estaba nublado
yo vi
la felicidad.
El día tan anhelado llegó,
un día hermoso con el sol radiante que pegaba en mi frente, la brisa fresca y suave que podía sentir
filtrándose entre mis dedos. De lejos pude visualizar la isla donde tenía que llegar, y aunque el
camino era largo la tormenta de la noche anterior me había ayudado, metiéndome
en una corriente que mi camino había acortado, y llegué, cumplí mi sueño, no por casualidad,
no por el destino, si no porque yo
decidí sentirme feliz, en medio de la adversidad. Entonces comprendí que los problemas no
existen y que los fracasos solo son
pistas que la vida me pone cuando
me estoy acercando a mi
meta, a mis sueños. Si mi barco
no se hubiera arruinado y la tormenta no
me hubiese atrapado jamás habría llegado a mi destino tan deseado.
Con los golpes de la vida
aprendí a ser mejor persona, aprendí a
convertir los problemas en oportunidades, hacer de un limón una limonada, la
vida es bella y hay que disfrutarla en cada momento. Las personas de éxito no
tienen tiempo para deprimirse, solo tienen tiempo para lograr sus sueños, solo
tienen tiempo para ser feliz. Porque no hay montaña tan alta, que no pueda
subir, no hay tempestad tan grande que no pueda vencer, porque si Dios está conmigo
¿Quién contra mí?. Te motivo a seguir adelante,
cree en tu corazón que es posible lo imposible y que puedes
lograr cualquier meta que te propongas,
cree en Dios y en ti, nunca te rindas, nunca te des por vencido, nunca
desistas.
Libro. (Dònde està mi èxito. Josè Velàsquez)
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