jueves, 23 de abril de 2020

EL CAMINO POSITIVO
















Volví a caminar por ese camino de antaño, sendero que recuerda mi infancia, época llena de imaginación y fe, donde  no existe el temor y los sueños y anhelos son de todos los días. Cuando mis pasos me llevaron  por ese camino tenía que cruzar un riachuelo, que en el tiempo de las lluvias crecía y obstaculizaba mi paso, pero cuando las lluvias se marchaban se convertía en aguas frágiles y débiles.  Me gustaba caminar por ese camino, porque además del riachuelo habían muchos árboles que con su imponente postura formaban un corredor natural de hojas verdes, podía escuchar el silbido del viento filtrándose por las ramas de los arboles, los pájaros cantaban al unísono  esa canción de gratitud al creador.

El olor fresco y agradable de las flores ponía a trabajar mi sentido del olfato. Era común esa bonita escena de una mañana cuando la lluvia había pasado por allí, pero también en la tarde lúcida a la puesta del sol.
Mis recuerdos no se van antes de llevarme hasta la casa del zapatero, que estaba por  ese camino,  aquel hombre alto, lleno de días que mientras reparaba mis zapatos me perdía mirando su peculiar cabaña,  su interior estaba llena de imágenes, recorte de periódicos, fotografías, dibujos entre otros. Con el tiempo mis pasos me llevaron por otros caminos, sendas desconocidas  lugares de ensueño que solo había visto en las películas. Comencé a ver más lugares y cosas que nunca había visto, como las que imaginaba en la cabaña del zapatero.

Cada etapa de la vida es una decisión, cada decisión señala un camino y cada camino nos lleva a un resultado. A veces ese resultado es bueno y positivo, nos llena el corazón de gozo y felicidad,  y a veces ese resultado  es  negativo nos lleva  al fracaso y al dolor. 
Pero se marcó un camino hace miles de años atrás, una senda espiritual que promete la felicidad y la vida eterna, solo es de conocerlo y andar por ese sendero  de justicia y amor.
En realidad todos somos peregrinos y extranjeros en este mundo, vamos de paso como los beduinos en el desierto que entre camellos, mantos y oro llevan siempre una tienda para acampar y descansar. 

Como los reyes magos se dirigían por una estrella para buscar el camino al niño Dios, a si hoy en día muchas personas buscan el camino a  la felicidad y a la paz duradera, pero tristemente buscan en caminos efímeros, sendas que son ilusiones y espejismos. Pero aquel maestro y sabio que no tenía dónde vivir, al que llamaban el nazareno,  señalo el camino verdadero, senda que lleva a la ciudad del gran Rey, donde no existe la noche,  ni el dolor, solo la  felicidad eterna.

Libro. (Donde està mi èxito. Josè Velàsquez)
                                                

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